Diversas investigaciones científicas han demostrado que la mayoría de  los degeneraciones oculares suelen aparecer en la adolescencia, pero que el riesgo de contraer dichas  trastornos aumenta considerablemente a medida que se envejece. Son  problemas que se desarrollan lentamente a lo largo de años, mucho antes de que aparezcan los primeros síntomas. Lo más importante es  actuar a tiempo.  Nuestros ojos están sometidos diariamente a muchos estímulos. La luz artificial, las pantallas de ordenador, la luz solar sin filtrar, el humo, el viento, el polen, el polvo o los radicales libres sobrecargan nuestra facultad de visión. Ante esta situación, la aportación preventiva de sustancias nutritivas es especialmente importante. Los ojos de las personas que envejecen necesitan nutrientes especiales, vitaminas, oligoelementos y antioxidantes.

Se ha demostrado que la luteína es un nutriente importante para prevenir la degeneración macular asociada a la edad. La mácula, también denominada  "mancha amarilla" , nos permite leer, reconocer detalles y distinguir colores. La luteína es el principal carotenoide presente en la mácula. Su función ocular consiste en filtrar las radiaciones peligrosas como, por ejemplo, las solares. Asimismo, es una sustancia antioxidante que neutraliza el efecto nocivo de los radicales libres que se forman por las radiaciones ultravioletas. La luteína no puede ser segregada por el organismo, así que se obtiene a través de la alimentación.

El efecto positivo de los arándanos sobre la facultad de visión es sobradamente conocido. Los extractos de los arándanos, y la antocianina que contienen, pueden contribuir a mejorar la microcirculación de la retina. Dichos extractos estabilizan los finos vasos sanguíneos de los ojos, favoreciendo en ellos la obtención de nutrientes y oxígeno. De esta manera los ojos están mejor preparados para afrontar las exigencias diarias. Paralelamente, las antocianinas tienen un efecto antioxidante. También las enfermedades oculares asociadas a la edad como, por ejemplo, la degeneración macular son con frecuencia la consecuencia de una aportación insuficiente de nutrientes y oxígeno al sistema capilar de los ojos.
 
La betacarotina es transformada por nuestro organismo en vitamina A. Esta vitamina es importante para el proceso de visión, especialmente para la visión nocturna. Cuando hay un déficit de vitamina A, los ojos tienen dificultades para adaptarse a la oscuridad. Asimismo, el déficit de vitamina A puede provocar cambios en la composición química de la lente ocular y desencadenar otras enfermedades oculares. Por ejemplo, se cree que la falta de vitamina A también influye en la aparición de las cataratas y en la degeneración macular asociada a la edad. Los estudios más recientes afirman que el cinc es un oligoelemento que actúa conjuntamente con la vitamina A, aumentando la función estimulante de dicha vitamina en la facultad de visión.

El selenio y la vitamina E cubren la necesidad de sustancias antioxidantes, que aumenta especialmente cuando los ojos se sobrecargan por la acción de los radicales libres.

La vitamina B12 favorece el metabolismo energético y tiene un efecto positivo sobre los nervios oculares.

 

 

 

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